Yo soy dominicana…y de la diáspora

Nacà en la ciudad primada
donde nació el continente;
de todos los rÃos del mundo
fluye el agua de mi fuente.
En mi sangre corre España,
la Costa de Oro y HaitÃ;
taÃno, negro y negrero
los tres se juntan en mÃ
con el más recién llegado—
árabe, chino o judÃo—
porque el que pisa mi tierra
renace en hermano mÃo.
Crecà en Quisqueya la suave,
en el valle del Cibao,
en la sombra del caimito,
la lechosa y el cacao.
En el patio de mi casa,
en el amor de mis viejos,
aprendà canto y costumbre,
cuentos y cultos añejos,
la marchanta y su batea,
el dulcero y su pregón,
el cafecito en la tarde,
la Virgen y la oración.
AprendÃ, luego, el exilio
que impone la tiranÃa:
por eso vivo tan lejos
de donde entonces vivÃa.
Sé lo que dictan los años,
lo que enseñan las distancias:
que siempre se pierde y gana
al cambiar de circunstancias;
que el futuro nos espera;
que no se vuelve a la cuna;
que los hermanos se encuentran;
que toda la tierra es una.
Rhina P. Espaillat
